EL DESPERTADOR DEL SUR Por: Jorge Arturo Bravo
Terminaba el mes de abril de 1984, comenzaba la noche del 30 de ese mes, yo me encontraba en Bogotá, no recuerdo con qué motivo; sobre las ocho de la noche caminaba por la carrera séptima, para llegar a la calle décima y tomar un bus que me llevara a hasta Ciudad Kennedy, donde estaba alojado en casa de unos familiares, a quienes hoy recuerdo con cariño.
De pronto, “la gente llena de pánico corría hecha bola” -como dice la canción-, las calles comenzaron a ser militarizadas, requisa de la policía y del ejército, por aquí y por allá, asustado y como pude, logré tomar el bus rumbo a la casa.
La noticia se regó por toda la ciudad, por toda Colombia, en una de las calles de la ciudad habían asesinado al Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, un magnicidio sin precedentes en la historia de Colombia; gran conmoción, inmenso dolor, como ahora con el suceso ocurrido con el doctor Miguel Uribe, causó en todos los colombianos, el autor; un adolescente de 16 años de edad.
Consejos de Seguridad que no sirven para “un carajo”, búsqueda y condena de los culpables y la situación del país, la situación del pueblo colombiano, especialmente de la juventud, siguió igual, desempleo, sin cupos en las universidades, y lo peor, drogadicción y farmacodependencia que hasta en las aulas escolares se metió.
¿Qué hacer por la juventud? se preguntaba el gobierno, jóvenes convertidos sicarios como la mejor fuente de trabajo; surge la Ley 30 de 1986, guerra contra la farmacodependencia, y la mejor herramienta de prevención de ese flagelo, era la ocupación adecuada del tiempo libre; nacieron los grupos juveniles en todos los colegios, los mismos que no duraron, faltó compromiso de los Maestros, de ellos tan solo se ha mantenido, hasta hoy La Fundación Cultural Musurunakuna; después vino la Ley 115 y la Ley 375 y las cosas siguen igual.
Volvamos a repensar en nuestros jóvenes, como una propuesta para llevar al Plan Decenal de Educación del Municipio de Pasto, para nuestro caso, y evitar, así, que la triste historia de la década de los años ochenta se repita.